Hollywood is a place where they'll pay you a thousand dollars for a kiss and fifty cents for your soul -M.Monroe.

10 de diciembre de 2012

Miss. Loren.

Sofia Villani Scicolone. 20 de septiembre de 1934.
Roma, Italia.


Hija de una maestra y de un ingeniero al que poco llegaría a conocer, Sophia paso su infancia en Pozzuoli. Allí sobrevivió con su madre y su hermana a la Segunda Guerra Mundial y al abandono de su padre.
Con unos años más, la estrella compaginaría sus estudios de magisterio con la participación en pequeños papeles cinematográficos -como el de Quo Vadis- y con participaciones en concursos de belleza, los cuales, por supuesto, ganaría.
Fue en uno de estos concursos donde conoció a su mecenas y marido, Carlo Ponti. Sophia y Carlo estarían juntos hasta la reciente muerte del último en 2007. Todo un ejemplo de amor.

Pero Ponti no sólo se casó con Sophia, sino que fue él quien realmente la ayudó a saltar al estrellato.
Fue en la década de los cincuenta cuando la actriz empezó a participar en producciones italianas, las cuales propiciarían que en 1956, el nombre de la preciosa, y todavía joven, Sophia circulara por las calles de Hollywood.

La Paramount no tardaría en echar sus garras sobre la guapa italiana, firmando un contrato con la estrella para cinco películas que permitirían a Sophia codearse con personalidades del momento como Frank Sinatra y Cary Grant.



Había nacido una estrella, y Deseo bajo los olmos, Orgullo y pasión, House Boat y Heller in pink tights eran sólo una premonición de ello.
Dos mujeres, película dirigida por Vittorio de Sica, fue la película que realmente encumbró a la bella italiana, concidiendole el Oscar a la mejor actriz por su magnifica interpretación de tan duro papel.
Además esta estatuilla marcó un antes y un después en la gala, ya que Sophia fue la primera en ganarlo con una actuación en habla no inglesa.
Los sesenta fueron una época de papeles históricos para la actriz, hacia los que mostraba preferencia. Actuaciones como las de El Cid, La caída del Imperio Romano, La condesa de Hong Kong, El hombre de La Mancha y El puente de Cassandra lo demuestran. Estas películas concederían a la estrella el privilegio de estar bajo la direccion de excelentes directores como Charles Chaplin, y codearse con galanes de la talla de Marlon Brando.
Arabesque y Lady L fueron producciones americanas que siguieron con el modelo estadounidense, donde la actriz brillaba, sí, pero no brillaba con la misma intensidad que lo hacía en su italiano natal.
Creo por ello que el emotivismo que la estrella mostró en sus filmes nacionales como Matrimonio a la italiana o Una jornada particular, permitieron ver la faceta más expresiva de la actriz.


Entonces Sophia decidiría poner freno, pero sin llegar a detener, las vaivenes del cine en su vida.
A partir de los ochenta rechazó papeles en series imporantes y protagonizó pocas películas, pero en cambio publicó su autobiografía y salió en los periódicos debido a  problemas con la justicia.

Ya en tiempos más recientes -1991- recibió un Oscar honorífico. Esta segunda estatuilla parece que animó a la actriz a volver a las pantallas con pequeños papeles como el de Prêt-a-porter y el de la reciente Nine.

En la actualidad, Sophia se acerca a los ochenta, y no piensa en volver a casarse -"It would be impossible to love anyone else." Sus dos hijos, su familia y su excelencia italiana proporcionan a la estrella todo lo que necesita tras una resplandeciente y eterna carrea.