Mr. Boggart.

Humphrey De Forest  Bogart. 25 de diciembre de 1899.
Nueva York, Estados Unidos.

Humphrey tuvo suerte a lo hora de nacer: su padre era un famoso cirujano, y su madre una ilustradora de renombre. Esto permitió a la pequeña estrella tener una dulce infancia y una impecable educación.
Acudió al Trinity School de Nueva York, donde le prepararon para su posterior entrada en Yale y una prometedora carrera en medicina.
Pero ésto, fue solo un proyecto.

Expulsado de Yale por "rebeldía" se unió a la marina, dónde en 1918 en un asalto maritimo una astilla le rasgo la boca, lo que determinó la especial forma de hablar del actor.
A la vuelta de su servicio, Boggart iniciaría su carrera como actor, interpretando pequeños papeles gracias al padre de un amigo. Pero Humphrey no era el tipico apuesto de Hollywood.


Esto complicaría a nuestra, todavía pequeña, estrella sus inicios en las pantallas. Pero, en 1936, la presión ejercida por Leslie Howard a la Warner para que Boggart participará en el rodaje de El bosque petrificado supuso el detonante que descubriría al actor.
Pronto le empezaron a llover papeles, y se consagró oficialmente con El último refugio, reallizada en el mismo año que El hálcon maltés.
Pero Humphrey no había llegado todavía a la cumbre de su carrera: Casablanca.
El filme, dirigido por Michael Curtiz, es considerado como una de las historias de amor más bellas a nivel internacional.
Tras este éxito, la estatuilla no tardaría en llegar.
En 1951 finalmente obtuvo el Oscar por su interpretación en La reina de África.

A  pesar de no corresponderse con el prototipo de galan hollywoodense, Boggart puede considerearse como un auténtico rompecorazones.
De sus cuatro matrimonios, sólo el último le proporciono auténtica estabilidad.
Los tres primeros, fueron tan efímeros, que apenas duraron diez años en total. Primero vino Helen Menken, más tarde Mary Phillips, y sólo cinco días después de la última,  Mayo Methot.



Menos mal que finalmente en Tener y no tener coincidiría con Lauren Bacall, quién sería su compañera de reparto, su amor y la madre de sus hijos.
Durante los últimos de su vida, Lauren y Humphrey permanecieron muy unidos, formando una de las más emblemáticas parejas del mundo del cine.
Sin embargo, los mejores mueren jovenes, y la estralla nos abandonó el 14 de enero de 1957 en el Hollywood de sus sueños.